Desde lo alto de la colina, Arkhan contempló las cadavéricas ruinas de Frugelhofen bajo la pálida luz de Morrslieb. El liche observó el molino, que había dejado de girar; los establos, abiertos de par en par; las viviendas, desiertas.
Desde lo alto de la colina, Arkhan contempló las cadavéricas ruinas de Frugelhofen bajo la pálida luz de Morrslieb. El liche observó el molino, que había dejado de girar; los establos, abiertos de par en par; las viviendas, desiertas.