Roleros del Abismo

Arkhan el Negro, la ronda del Rey Exánime

Arkhan el Negro, la ronda del Rey Exánime 1

Desde lo alto de la colina, Arkhan contempló las cadavéricas ruinas de Frugelhofen bajo la pálida luz de Morrslieb. El liche observó el molino, que había dejado de girar; los establos, abiertos de par en par; las viviendas, desiertas. Se solazó en la paz y el silencio de la muerte. Ningún cadáver descansaba en los caminos de tierra de la pequeña aldea, ni en los umbrales de las casas. Todos se habían alzado, como marionetas controladas por un titiritero de los muelles de Marienburgo, para seguir y obedecer a su nuevo señor: Heinrich Kemmler.

Bajó la pendiente y atravesó el humilde puentecillo sobre el Vaswasser; sintió –si es que aún tenía esa capacidad, después de los milenios- una punzada en algún lugar de su interior. El fracaso de Kemmler no auguraba nada bueno. Había sido un golpe de suerte dar con él, loco y famélico, mientras cruzaba las Montañas, lejos de ojos inquisidores. Los restos del Dhar- el viento oscuro de la magia- se aferraban aún a los viejos huesos del nigromante como pulgas a un perro moribundo. Era perfecto para sus propósitos.

ArkhanAtravesó el pueblo con pisadas que no dejaban huella, deteniéndose junto a una enorme mancha de de sangre –algo había sido aplastado- para recoger una pequeña muñeca hecha de trapos, sucia y pisoteada. Fijó su mirada sepulcral en el tosco juguete, mientras, perdido en sus visiones de futuro, paladeaba la noche eterna sobre Frugelhofen.

El Caos se agitaba en el norte, reuniendo a todas sus fuerzas: legiones de hombres bestia, miríadas de barbaros berserkers, humanos mutados y otras monstruosidades sin nombre. Los viejos dioses se agitaban en sus tronos, convocando a sus fieles para la última batalla, bajo el mando del Elegido. No tardarían en ponerse en marcha.

Arkhan el Negro había sido el primero –después del Maestro- en probar el elixir de inmortalidad, hacía miles de años, sobre las ardientes arenas doradas de la desaparecida Nehekhara. Reconocía con amargura que, aún con todo su poder, era sólo una mota de polvo frente a la avalancha del Caos. Tampoco el Imperio, incluso con ayuda de los enanos o los siempre esquivos elfos serían capaces de frenarla.

Sólo su Maestro sería capaz de dominarla. Únicamente Nagash, el primero de los Nigromantes, tenía el poder y la voluntad para conducir a las legiones que derrotarían el alzamiento del Caos. Después, reinaría sobre un mundo muerto, en sombras.

Arkhan el Negro, la ronda del Rey Exánime 2Pero Nagash, que se sobrepuso a la traición de los skavens del BajoImperio, que se había enfrentado al mismísimo Sigmar en combate, era sólo un recuerdo. ¿O no? Una voz en su interior –al fin y al cabo, el era sólo una criatura de su Maestro- le dictaba, le sugería, le guiaba. Sus espías en Sylvania le habían puesto al corriente de que los condes vampiro tramaban algo, y Arkhan se había aprestado a buscar y reunir las desperdigadas posesiones del nigromante, donde pudiera vivir aún su esencia.

El báculo, Alakanash, yacía enterrado en algún lugar bajo la Maisontaal. Si el ataque de Kemmler hubiera tenido éxito, ya estaría en su poder una de las reliquias más poderosas del Viejo Mundo. Había calculado los tiempos a la perfección: los Caballeros del Grial no tendrían tiempo de socorrer al antiguo monasterio, y él podría ejecutar los rituales necesarios para sobrepasar las  antiguas salvaguardas mágicas, sin que nadie lo detectase; el secreto era vital.

Si el ataque de Kemmler hubiera tenido éxito, ya estaría en su poder una de las reliquias más poderosas del Viejo Mundo

Pero Kemmler había fallado. Arkhan había confiado en una marioneta defectuosa, ebria de poder. Cabía reconocerle que había acariciado la victoria, pero en última instancia había fracasado. Lástima. Quizás pudiera echar mano de él más adelante, si lo neecsitaba. Para entonces, muy probablemente, ya no sería necesario seguir oculto.

Con apenas un vaivén de sus dedos esqueléticos, Arkhan lanzó la muñeca a un lado y desapareció en la Oscuridad.

(Situada tras los acontecimientos de Lichemaster, en nuestra campaña de Warhammer)

            

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